Boumama, Saïd La Tricontinental. Los pueblos del Tercer Mundo al asalto del cielo, 204 pág, 8 €
El 3 de enero de 1966 se inaugura en La Habana la Conferencia de Solidaridad con los Pueblos de África, Asia y America Latina, más conocida por el nombre de Tricontinental. En la capital cubana convergen representantes de todos los movimientos de liberación y de todas las organizaciones del tercer mundo que luchan contra el «colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo». También participan destacadas personalidades ‚como el chileno Salvador Allende o el guineano Amílcar Cabral. Algunos delegados abandonaron por unos días la guerrilla para participar en este encuentro inédito. Otros hicieron un periplo de varios miles de kilómetros para evitar ser detenidos y participar en la cita de los condenados de la tierra.
Uno de los debates es la solidaridad con el pueblo vietnamita y con las demás luchas de liberación nacional.
También se ambiciona coordinar las luchas de los tres continentes. Nunca un encuentro suscitó tantas esperanzas en unos y tanto miedo en otros.
La Tricontinental toma decisiones y decide crear una organización tricontinental para llevarlas a la práctica. Participa en la socialización política de toda una juventud en todos los rincones del mundo.
De las calles de París a las de Argel, de la guerrilla de Angola a los campus de Nueva York el exo de la Tricontinental se oye durante varias décadas. Conlleva la esperanza de un nuevo orden económico y mundial más justo, más igualitario y más solidario.
El mundo ha cambiado desde la Tricontinental, pero las cuestiones que plantea y las estrategias que despliega siguen siendo de gran actualidad. Conocer este periodo, sus esperanzas, sus luchas y sus errores es indispensable para las luchas actuales.
Gil de San Vicente, I. La libertad es atea, 388 pág., 11 €
El ateísmo marxista se basa fundamentalmente en la crítica del fetichismo y no tanto en la negación de la existencia hipotética de espíritus, de seres inmateriales que pueden ayudarnos o fastidiarnos, de diosas y dioses benefactores o crueles, de un único dios todopoderoso… o de un dios vago que creó el universo y luego, cansando o arrepentido, abandonó a la humanidad a un destino atroz y lleno de padecimientos.
En determinadas circunstancias, la religión está en condiciones de facilitar la solución del problema del orden; en este sentido puede descubrir objetivos y abrir caminos para alcanzarlos. Mediante ritos y símbolos, mediante un sistema de dogmas, mediante sus enseñanzas sobre premios y castigos, la religión puede contribuir a formar individuos socializados que acepten los valores dominantes como medios y fines legítimos.
A lo largo del libro se irá analizando el proceso de aparición de las primeras formas pre y proto religiosas, la aparición del animismo y totemismo, etc., hasta concluir hablando de las religiones con las que nos encontramos actualmente. En el último capítulo se desarrolla la crítica marxista del fetichismo.
Boumama, Saïd "Plantar blancos". Crónicas del neocolonialismo francés, 289 pág., 8€
Aimé Césaire recuerda en su Discurso sobre el colonialismo dos características intrincadas del capitalismo que ya habían mencionado anteriormente Marx y Lenin: su carácter competitivo y su tendencia a expandirse en nuevas zonas geográficas, es decir, su tendencia a la globalización. Las masacres de la conquista, el sometimiento a la esclavitud y las epidemias traídas por los europeos provocan un auténtico genocidio. Rápidamente la necesidad de mano de obra lleva al crimen contra la humanidad que es la trata de personas esclavas.
Saïd Bouamama tiene una impronta no-europea, no «occidental», la impronta del Otro, pero conoce y comprende perfectamente la cosmovisión de la modernidad ilustrada eurocéntrica capitalista liberal. Por eso en estos relatos de la historia actual de las colonias francesas logra quebrar las defensas de nuestro «sentido común». Lo consigue a través de la gestión de unos potentes silencios que combina con datos, argumentos y hechos. Así, abre quirúrgicamente nuestra muralla mental ilustrada y modernista, y pone a descubierto nuestro eurocentrismo universalista que no solo nos impide ver la realidad de la existencia de otra parte de la humanidad, sino que nos niega la comprensión de nuestra complicidad actual con el neocolonialismo, sea este francés, español, anglosajón, europeo… o vasco.
La lucha internacionalista, anticolonialista y antiimperialista debe ir a la par de la lucha ideológica cuyo objetivo estratégico es la derrota del propio eurocentrismo comenzando por el eurocentrismo progresista y de «izquierdas».
Lorenzo Espinosa, J. La búsqueda del infinito. Ensayos historiográficos, 146 pág., 8 €.
La Historia, manipulada de un lado, liberada de otro, se ha visto zarandeada al borde de un abismo de descrédito. Y el historiador, culpable y coautor, se enfrenta al siglo XXI soportando todos los post. El historiador, asalariado del asunto público. Recluido en una isla revisada, intervenida y desideologizada donde se exhibe como un neutral falso cualquiera. Negándose a sí mismo cualquier papel social que no sea quitar el polvo de los archivos y sacar brillo científico de la res gestae. Académica, respetada, temida por algunos y solemnemente ignorada, por la mayoría.
Los hechos pasados son inamovibles. Los presentes y futuros, no. La Historia necesaria y los historiadores autores no pueden conformarse con saber que algo ha pasado. O está pasando. Sino que, además, deben saber qué y cómo es, ese «algo». Y, sobre todo, por qué es de una manera y no de otra. De dónde viene. A dónde va. Y cómo se modifica y controla su dirección.
El conocimiento de la verdad, en una situación social dada, precede a la toma de conciencia. Y da paso a la movilización. Es el caso de los pueblos y clases sociales que buscan una justificación histórica para consolidar sus reivindicaciones.
Gil de San Vicente, I. Del socialismo utópico a la teoría marxista de la crisis, 115 pág., 7€
En este libro el autor reconstruye los acontecimientos fundamentales en la lucha de clases desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta la actualidad, prestando especial atención al itinerario militante de Karl Marx y Friedrich Engels.
Una idea recorre estos doce apuntes. Si la burguesía no es espantada, volverá con fuerza para retomar aquello que amenazaron quitarle, resurgirá para llevar a cabo una cruenta venganza para que nunca más se ponga en peligro su poder.
La cuestión de una «ética de la violencia revolucionaria» ha quedado completamente excluida del debate marxista contemporáneo, en la misma medida en que buena parte de él intenta ser funcional a los espacios legitimados, como universidades y medios de comunicación, dejando por fuera temas «sensibles», aglutinados en el primer grupo que caracterizamos inicialmente. De ahí el valor de la apuesta que hace Iñaki Gil de San Vicente en este libro, porque se permite plantear esta cuestión dentro del horizonte histórico de la lucha de clases, incluso en tiempos donde el retroceso de algunas experiencias «progresistas» latinoamericanas, o su derrota, no han traído como consecuencia que vuelvan a plantearse «la interacción de los métodos de lucha».
Es hora de demostrar que el marxismo puede seguir siendo una «matriz troncal» para todas las resistencias. Eso solo es posible en el campo de la acción, allí nos seguiremos encontrando.
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